ESTA LEYENDA EMPIEZA EN SOMBRERETE, ZAC. "LA HIJA DE EL DIABLO"

La hija del diablo.

Esta leyenda empieza en Sombrerete, Zacatecas en la época de la colonia cuando llegó de quién sabe qué lugar una familia diferente, compuesta únicamente por madre e hija, en aquel entonces eso era muy poco visto. La madre de nombre Doña Juliana y la hija llamada Lucía, poseedoras de una belleza sin igual.

Así pasaron los días y cada vez más ambas mujeres atraían las miradas de todos los hombres, pero Lucia atraía en especial el deseo y miradas de Don Manuel de Ordóñez, era el más rico minero de toda esta región, miembro de la corte, el quedó enamorado de la hermosa Lucia y aprovechando su situacion inmediatamente después de que la conoció le pidió la mano a su madre cosa que le fue negada.

Varios fueron los intentos de Don Manuel para pedir la mano de Lucia pero siempre recibía la misma respuesta de la madre:

  • Lo lamento mucho pero al padre de Lucia no le gustará que ella se case con usted.

Un día domingo después de las cinco de la tarde, Lucia caminaba por la plaza del pueblo sin sospechar que era observada por Don Manuel, el cual al tenerla cerca se avalando contra ella intentando besarla. La joven trato de gritar pero Don Manuel lo impidió tapando su boca y diciéndole.

  • Tienes hasta hoy a las ocho de la noche para aceptarme si no lo haces te va a pesar.

Y la soltó bruscamente lo que hizo que cayera sobre el pasto de la plaza. La joven regreso a su casa y le contó a su madre lo que había pasado. En punto de las ocho de la noche sonó la campana anunciando la llegada de Don Manuel a la casa de las dos mujeres, en esta ocasión llevaba a modo de ofrenda cofres repletos de plata y oro zacatecano, pidiendo nuevamente la mano de Lucia, pero la joven tomando el valor de que su madre estaba ahí le dijo:

  • Entienda Don Manuel, ¡Jamás me casaré con usted, el solo hecho de pensarlo me da asco y lo aborrezco, déjenos en paz!

Don Manuel con el orgullo ofendido se levantó de su asiento y camino hasta la joven con actitud amenazante, pero la madre se interpuso y con mirada energética lo corrió de la casa, el rico las miro y les advirtió que su comportamiento les pesaría. Sin decir más ordenó a sus peones tomaran los cofres y salieran de ahí.

Ya en su casa Don Manuel tomo de un cofre varios frascos de veneno y ordenó a sus sirvientes que lo vaciaran en los bebederos de los animales y así lo hicieron. Cómo resultado de su acción a la mañana siguiente todos los animales del pueblo estaban muertos bajo circunstancias que nadie se explicaba, al anochecer nuevamente llamo a sus sirvientes y ordenó quemar todos los cultivos y así lo hicieron, él mismo esa noche con ayuda de carbón pinto por la barda trasera de la casa de las dos mujeres huellas extrañas y dibujos raros sin que nadie se diera cuenta.

Muy temprano a la mañana siguiente se escuchaba la campana de la casa de las dos mujeres, al abrir el portón ingresaron alguaciles e investigadores de la santa inquisición acompañados de Don Manuel, el cual pidió hablar a solas con las mujeres:

  • ¿Ya saben que en el pueblo andan diciendo que hay brujas por aquí?
  • Esos son inventos de la gente. Respondió Doña Juliana.
  • Pero el pueblo las señala a ustedes, desde que llegaron se han muerto muchos animales y han encendido las cosechas, sin olvidar que atrás de su casa se ven huellas y símbolos extraños.

Las dos mujeres se espantaron al comprender que si el pueblo las acusaba podrían morir a manos de la inquisición.

  • Pero yo puedo ayudarlas, soy un hombre muy poderoso y la inquisición escucha mis consejos. Puedo desviar la atención a alguien más. Pero quiero a Lucia de esposa.

La madre y la hija se negaron rotundamente y Don Manuel indico a los alguaciles que se las llevarán. El día del juicio llegó y aunque ellas decían que era inocentes don Manuel había pagado muchos testigos para que mintieran y dijeran que eran brujas. Así que todas esas evidencias ayudaron al representante de la inquisición para que diera su veredicto.

Condenándolas a quemarlas en la hoguera. El día de la ejecución ambas mujeres se veían sucias y con evidentes muestras de ataques físicos en su contra. Entonces Lucía mirando a todo el pueblo dijo:

  • ¡Malditos, malditos todos ustedes que nos han condenado siendo inocentes pero les digo que mi padre vendrá acabar con todos ustedes y con todo el pueblo porque mi padre es el demonio!

Sin dejarlas terminar Don Manuel encendió la hoguera y de ella salían gritos aterradores los cuales se escucharon por todo el pueblo. Al día siguiente el terror empezó a correr por todo el pueblo ya que se encontraron los cadáveres calcinados de Don Manuel y de todos sus servidores, en sus rostros se podía ver una mueca de espanto y de terror. Así, toda la gente qué las había acusado fueron muriendo uno a uno de la misma manera.

Se cuenta que por las noches había un viento muy fuerte que se escuchaba como si fueran los gritos de aquellas condenadas. La gente muy arrepentida y con temor de morir acudió al sacerdote del pueblo y le explicaron que Don Manuel les había pagado para que testificaran en contra de las dos mujeres. El cura entonces comprendiendo la situación les dio unas cruces benditas para que la colocaran en puertas y ventanas y así evitar que el demonio entrara.

Así lo hizo la gente pero por las noches el viento parecía empujar puertas y ventanas tirando las cruces al suelo, así que nuevamente fueron en busca del sacerdote para pedir auxilio.
El sacerdote entonces decidió colocar cruces en los cerros para evitar que el diablo pudiera entrar al pueblo.

Se cuenta que con esa acción terminaron los muertos y los fenómenos extraños que sucedieron en aquel pueblo, actualmente sí visitas Sombrerete en Zacatecas podrás ver que en todos los cerros hay cruces blancas que son aquellas que el sacerdote colocó para expulsar al demonio, pero los más viejos cuentan que por las noches sí prestas atención en el viento puede escucharse los lamentos de aquellas dos mujeres que aún hoy en día piden venganza.

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