San Juanico: a 38 años de la tragedia que dejó centenares de muertos por explosiones en una planta de Pemex

El 19 de noviembre de 1984, el cielo se iluminó a las seis de la mañana por una serie de explosiones que dejaría, según estimaciones de los habitantes, entre 800 y mil muertos


Fue a las seis de la mañana cuando comenzó una serie de explosiones.

Un día como hoy, 19 de noviembre, pero de 1984, ocurrió una de las peores tragedias que se han registrado en el Valle de México. Y es que, ese día, el cielo se iluminó de rojo de manera repentina, cuando aún no amanecía.


El cielo de una colonia llamada San Juan Ixhuatepec, también conocida como San Juanico, en el Estado de México, se iluminó. La causa fue un severo incendio que inició cerca de las seis de la mañana en una planta de gas de Petróleos Mexicanos. Esto desató una cadena de explosiones. El fuego de la primera, según algunos reportes, alcanzó los dos kilómetros de altura. En medio de la oscuridad de la madrugada, una luz que iluminaba como si se tratara del mismo sol, despertó a las familias de la zona.



El fuego devastó la zona, y prácticamente hizo que desapareciera de la tierra. En el momento, según la cronología que hizo Eduardo Barceló en el texto “El infierno tiene nombre... San Juanico”, en muchas casas los habitantes murieron de manera instantánea. Otros tantos lograron huir despavoridos en busca de algún sitio en donde el calor no fuera tan extremo, algún sitio en donde los tanques de más de 300 toneladas convertidos en proyectiles que caían del cielo rojizo, no representaran un peligro.



Los 50 minutos posteriores a la primera explosión, más de 10 estallidos pudieron escucharse en el área, y a las siete de la mañana, en la radio se informaba sobre la destrucción de 600 casas en la colonia. Sobe este hecho, el escritor y periodista Carlos Monsiváis, recogió el testimonio que dio una secretaria de 19 años llamada Hermelinda Gómez Cruz para una estación:

Hombres, mujeres y niños murieron en el desafortunado evento.



“Toda la colonia parecía un gran infierno. Yo me había dado cuenta de cuatro o cinco explosiones. En mi casa todo se había sacudido; escuché gritos de mi mamá, de mi papá, de mis hermanos y mis tíos, éramos nueve en total. No podía darme cuenta de nada, sólo veía que que todo el mundo corría; era de madrugada pero la luz del fuego era tan intensa que parecía como si fuera el mediodía”, relató la joven trabajadora habitante del lugar.


Luego de esto, y ante el contexto desolador, decidió salir. Así lo narro: “me tapé como pude con una cobija y salí a la calle; afuera todo era correderos y alaridos; entre las explosiones y el fuego se escuchaba algo así como el ruido de un avión, creo que era el gas que se salía; comencé a caminar porque no se me ocurría otra cosa, tropecé con algo que casi me hizo caer cuando advertí que era un cuerpo en la banqueta y sentía que olía a carne quemada, me sacudí de miedo y me volví loca”.



Continuó caminando durante un largo tiempo. Las llamas que la sofocaban y el inminente peligro se volvieron sus acompañantes en la búsqueda de sobrevivir, hasta que unos “ambulantes la encontraron y la llevaron a la Villa de Guadalupe. Sobre su familia, Gómez Cruz declaró que jamás volvió a saber de ellos. Los buscó en las listas de heridos que las mismas autoridades pusieron a disposición de la población, pero no dio con ellos. “Yo creo que todos murieron. Después quise ir a la casa, pero unos soldados no me dejaron acercarme”.



Luego de 48 horas, cerca de 200 mil personas fueron desalojadas del área, no obstante, detrás de ellos dejaron sus hogares devastados, hechos prácticamente ceniza. En las fotografías que se publicaron luego de la tragedia, las escenas son aterradoras. En ellas, los cadáveres calcinados de las personas, entre las que se encontraban niños, mujeres y hombres, se confunden con los grises panoramas.




Según recuentos vecinales, las víctimas mortales fueron de entre 800 y mil personas, sin embargo, las cifras oficiales dadas a conocer por el gobierno, indicaron que habían sido 500 los muertos, así como algunos lesionados.



El siniestro se originó debido a la ruptura de una tubería que transportaba gas LP con dirección a la planta de almacenamiento que estaba cerca de los parques de tanques compuestos por seis esferas y 48 cilindros, todos ellos de diferentes capacidades. Pero el problema no inició el 19 de noviembre de 1984, ese día únicamente fue el momento en que la tragedia estalló.



De acuerdo con Heriberto Soriano, quien durante diez años dirigió la organización Unión Popular Ixhuatepec, surgida poco después de la explosión con el fin de solicitar mejores medidas de seguridad para los habitantes, la problemática con la planta de Pemex se originó desde meses antes, pues los vecinos denunciaron en muchas ocasiones que percibían fugas de gas, pero nunca fueron escuchados.

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