PANCHO VILLA "EL ZACATECANO"

“El Zacatecano” apodaban al auténtico Pancho Villa, por haber nacido en Zacatecas, “el Zacatecano” era un conocido forajido conocido, líder de una banda a la cual se unió Doroteo Arango, al morir este, Doroteo adoptó su nombre y se convirtió en el nuevo jefe de la banda.

Villa, el Zacatecano, fue vaquero y domador de caballos, en 1888 atacó la hacienda de la Estanzuela, donde murió el dueño, un alemán llamado Guillermo Müller. Además de la fecha de su muerte en 1890, es todo lo que sabe del Zacatecano.

Doroteo tenía 12 años cuando murió el Zacatecano, nunca se conocieron, no hay más datos de este supuesto forajido de gran fama, salvo lo que alguien escuchó que contaron y a su vez, este lo contó a otro.

Algunos historiadores dicen que el apellido Villa pertenecía a su abuelo paterno, por lo tanto unicamente adoptò su apellido original. Existe una familia de apellido Ferman donde se ha comentarios de generación en generación que Doroteo Arango fue hijo ilegítimo de Luis Ferman, dueño de la hacienda Ciénega de Basoco, ubicada en San Juan del Río, Durango.

José Doroteo Arango Arámbula, Ferman o Villa, quien, además, hizo uso de múltiples alias a lo largo de sus 16 años como bandolero, nació el 5 de junio de 1878 en San Juan del Río, Durango.

Durante los primeros días de marzo de 1901, Doroteo fue aprendido por los Rurales, acusado de homicidio, para su fortuna fue llevado como prisionero al cuartel federal en Nayarit, lugar donde se concentraban las fuerzas federales que peleaban contra los Yaquis.(¿Será posible que Doroteo haya peleado en la Guerra del Yaqui como federal?) Pasó un largo año acuartelado, logrando escapar en marzo de 1902.

En ese momento Doroteo se dirigio al estado de Chihuahua donde cambió su nombre por el de Francisco Villa, para evitar ser perseguido como desertor del ejército.

Sea cual sea la razón del cambio de nombre de Doroteo, en este caso, es la persona la que hace al nombre, no el nombre a la persona. Doroteo pudo adoptar cualquiera de sus múltiples alias y siempre seguirá siendo la misma figura en la historia.

Por Jorge Cabrera Vargas.

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